jueves, 11 de junio de 2009

El malecón de Coatza sigue creciendo

El pasado mes de mayo fue inagurado la nueva etapa del malecón, esta permite llegar hasta la plaza comercial Forum. Esto hace que muchos automovilistas que se trasladas hasta el centro de la ciudad puedan evitar una serie de semáforos y encontrar un camino menos transitado. Pero además de los automovilistas, una población creciente está disfrutando de esas extensiones del malecón para practicar la caminata mañanera o el trotar a lo largo de varios kilómetros de calle a la orilla de la playa.
Personalmente he disfrutado de esas caminatas que inicio cuando la obscuridad me hace disfrutar del cielo estrellado, el aire aun fresco sopla ligeramente y la espuma de las olas hace un contraste fuerte contra lo negro del mar. Conforme pasan los minutos y la distancia se acorta para llegar a las escolleras, el cielo se empieza a pintar de colores tales como morado y azul profundo para pocos minutos después pasar a rosa y violeta, alguna mancha anaranjada comienza a ampliarse mientras del otro lado ya se distingue a lo lejos la montaña de San Andrés. La olas, primero doradas, poco después verde claro, contrastan con la arena húmeda que como grandes espejos reflejan luz de diversos tonos de rosa.
Luego el sol se empieza a asomar en el horizonte y rápidamente pasa de un punto naranja a un disco rojo que aun se puede mirar de frente. La gigantesca bandera nacional me hipnotiza con sus ondulaciones, luego las escolleras me permiten adentrarme un poco en el mar sin mojar los tenis. En ocasiones las grandes masas de agua suben y bajan y me impresionan, otras veces pareciera que duermen y solo noto ligeras y lentas ondulaciones, pero ese remanso es instantáneamente interrumpido por un pequeño grupo de plateados peces que saltan y desaparecen de nuevo en ese verde y tranquilo mar. Es tan instantáneo ese salto que si coincide con el pestañeo de mis ojos, no lo puedo ver.
Pero el sol ya no se deja ver de frente y su calor se empieza a sentir algo fuerte, es necesario tomar el camino de regreso, apresurando el paso para evitar el sol que pronto sentiré como si adquiriera peso y que se va incrementando más y más.