Hace unos días terminé de leer "El último juglar" Memorias de Juan José Arreola, escrito por Orso Arreola. De esa obra quiero compartir con ustedes un fragmento del diario de Juan José Arreola, es una parte de lo que escribió el día 12 de julio de 1941, a la edad de 22 años. Escribe acerca de Sara, una chica que conoció en Zapotlán, Jalisco:
Ella es lo más parecido a una flor. Una flor clara y alta sobre su tallo. Su cabellera corona la gracia con que camina, el donaire de sus movimientos, el color de sus ojos, toda ella me hace percibirla como una flor. Su edad es la misma de las flores. Parece que no durará mucho tiempo. Luego me asombra verla igual al día siguiente, con su serena y radiante hermosura. ¿Por cuánto tiempo la he de ver alzar sobre mi mundo la flor intacta de su vida?
Espiga, lirio de blandos movimientos. Su cuerpo silencioso flota en el agua encantada de sus ojos.
Espiga, lirio, blando movimiento de tu paso. Agua encantada de tus ojos, gracia blonda de tus cabellos coronando tu esbeltez. ¿Por cuánto tiempo pasarás frente a mí, tal como yo te veo, más con el sueño que con los ojos, antes de que la realidad te destruya?.
Arreola poseía la magia de las palabras, tanto al escribir como al hablar. Recuerdo sus participaciones en la televisión, en el programa sabatino de Jorge Saldaña.
Me pregunto si ya esa manera de expresarse que tenía Arreola se ha vuelto obsoleta y las jóvenes actuales no suspirarían ante un recado similar escrito por un admirador. ¿Lo tacharían de cursi y arrugando la hoja de papel la tirarían al bote de la basura?
¿Lo de ahora es escribir frases cortadas en el Facebook?